lunes, 9 de mayo de 2011

La huída de Safir (1)

Safir esta solo. Junto a él descansan 160.000 euros. No abultan mucho si los billetes son grandes, caben en el bolsillo interior de la chaqueta sin despertar sospechas. Está solo y junto a él una importante tentación. Más de lo que podía ganar en unos cuantos años de trabajo. Lo suficiente para que él y su familia, que le espera en Argelia, garanticen un tiempo de tranquilidad.
Es el kilómetro 54 de la Nacional-232.
Safir es un hombre de impulsos, su escasa reflexión, su escaso análisis de las consecuencias, le hace correr con 160.000 euros en el bolsillo interior de su chaqueta. Nadie le ve.
Junto a otros seis compatriotas, había dado un golpe aceptable. Pero 160.000 euros entre siete no es el mismo golpe que 160.000 euros para uno solo.
Safir llega a un descampado, está fatigado, mira a su alrededor, observa un matorral, se aproxima, busca unas piedras, mete su mano derecha en el bolsillo de su chaqueta, saca un sobre, introduce su mano en el matorral, deja el sobre, se aleja, coge unas piedras, regresa y las coloca encima del sobre.
No puede regresar a la casa del kilómetro 54 de la Nacional 232. A lo lejos ve a sus compatriotas que entran en la casa donde custodiaba los 160.000 euros. Le suena el móvil, es Mohamed, uno de los jefes de la red. No responde.
Safir sale a la Nacional. Acelera sus pasos. Sus compatriotas lo ven a lo lejos. Echan a correr. Le dan caza. Es el kilómetro 53.
Uno de sus compatriotas regresa a la casa, arranca una furgoneta, se aproxima hasta donde Safir está sujeto por cinco de sus compatriotas. Le introducen en la parte de atrás de la furgoneta, junto a él, cuatro de sus compatriotas, otro conduce y otro se sienta en el lado del copiloto. La furgoneta se mueve en dirección al kilómetro 13 de la Nacional 232.
Mohamed tiene allí una casa de planta baja, destartalada, sin cristales, desordenada, sucia, inhabitable. Safir tiene sus manos y pies atados, apenas puede moverse. Le bajan de la furgoneta,  le arrojan dentro de la casa. Sigue atado de manos y pies, y ahora también a un somier sin colchón a la altura del pecho. Siente la cuerda presionando sus pulmones.
Sus seis compatriotas se acercan a él, le rodean, le preguntan por el dinero. No contesta. Uno de ellos coge un palo, le golpea en la boca del estómago, después en la rodilla y después en la cara. Safir está sangrando de la nariz y tiene una brecha en el pómulo izquierdo. No responde. Otro de sus compatriotas levanta la pierna y le clava el tacón en el estómago, otro le propina un puñetazo de nuevo en el estómago, otro le quita la ropa, está desnudo, le dan la vuelta, aproximan el palo a su ano, Safir chilla atemorizado. Su cabeza da vueltas.
Confesar es renunciar a años de tranquilidad, es morir; no confesar es vivir, hasta que aparezca el dinero.
Safir se mantiene firme. Le clavan el palo en la espalda, se retuerce de dolor. Sus compatriotas se dan y le dan un respiro, tienen miedo a que los gritos de Safir pongan en alerta a los vecinos. Hablan entre ellos, tiene que hablar.

(continuará)

Roberto Muro

viernes, 6 de mayo de 2011

'Born in the USA'

Tuve el placer de ver un concierto de Bruce Springteen en una ciudad enormemente placentera como San Sebastián. Desde meses antes teníamos las entradas en nuestro poder tras los 72 euros de rigor y la organización previa para comer de 'pintxos' en Donosti, un par de copas en los alrededores de Anoeta y descansar de alcohol durante el concierto para regresar con la cabeza en su sitio a Logroño esa misma noche.

A pesar del motivador plan, que me entusiasmaba, mi cabeza rondaba sobre si The Boss cantaría 'Born in the USA'. Algunos, expertos en cuestiones relacionadas con Bruce, tiraban mi ilusión por los suelos al explicarme los maravillosos temas que The Boss ha sacado al aire desde 'Born in the USA'. Otros me enviaban mensajes diciendo qe no toca ese tema en este concierto pero ofrece un esspectáculo musical para quitarse el sombrero. Y esto último es cierto.

De esto hace ya un par de veranos y estos días ha vuelto a mi mente aquel sin vivir hasta que en el cocnierto de San Sebastián, Spingteen, casi al final, interpretó 'Born in the USA'. Quizá fue un presagio. No lo creo pero si no conocéis la letra dedícarle unos segundos a leerla.


¡Oye, nena!

Nací en un pueblo
de mala muerte.

La primera patada que recibí
fue cuando caí al suelo.

Acabas como un perro al que
le han dado demasiados palos.
Hasta que pasas
media vida cubriéndote.

Nacido en Estados Unidos,
yo nací en Estados Unidos.
Yo nací en Estados Unidos,
nacido en Estados Unidos.

Me metí en un lío en el pueblo.
Así que me pusieron
un rifle en mi mano.

Me enviaron a
un país extranjero...
para que matara
hombres amarillos.

Nacido en Estados Unidos,
yo nací en Estados Unidos.
Yo nací en Estados Unidos,
nacido en Estados Unidos.

Vuelvo a la refinería
de mi pueblo.

El capataz me dice:
"Hijo, si dependiera de mí...".

Fui a la Administración
de Veteranos de Guerra.

Me dijeron:
"Hijo, ¿no lo entiendes?".

Tenía un hermano
en Khe Sahu.

Luchando contra
el Viet Cong.

Ellos aún están allí,
pero él ha muerto.

Él tenía una mujer en Saigón
a la que amaba.

Ahora tengo una foto
de él en sus brazos.

A la sombra de
la penitenciaría.

Cerca de los fuegos de gas
de la refinería.

Llevo diez años
quemando la carretera.

Sin sitio adonde huir,
no tengo adonde ir

Nacido en Estados Unidos,
yo nací en Estados Unidos.
Nacido en Estados Unidos,
soy un tío sin futuro
en los Estados Unidos.


Por todo esto, me viene a la cabeza estos días, de nuevo, 'Born in the USA', un himno compuesto allá por el año 1984 pero que sin embargo permanece aun en pleno vigor. Bruce conocía muy bien a su país. Un nacionalismo exacerbado, quizá un tanto de chovinismo y otro poco de corporativismo, por la caza y el derribo, con un disparo en el ojo izquierdo, del terrorista más buscado. La celebración llega a las calles y las imágenes recorren el mundo entero. Estados Unidos sonríe.

Sin embargo, la batalla Terror-Estados Unidos o Estados Unidos-Terror, aun no ha terminado y de momento, el marcador no marca ventaja para USA a pesar de la caída de Osama.

Pero al margen del debate de victorias, aquellos especialistas del ejército norteamericano que se adentraron en la choza-chalet-escondite de Osama, o en la de Sadam... ¿tendrán que entonar el 'Born in the USA' como aquel al que enviaron a un país a matar hombres amarillos?

Roberto Muro

jueves, 5 de mayo de 2011

No todo es fútbol (dentro del fútbol)

Me prometí a mi mismo no escribir de fútbol en este blog. Por nada en especial, sólo porque del deporte de la pelota ya escriben miles de personas en todo el mundo y siempre me aconsejaron ser un tanto original en todos y cada uno de los proyectos que iniciara.

Como decía días atrás, me hubiera gustado que Bin Laden estuviera vivo. Capturado, encerrado, pero vivo. Además de aportar numerosa información para los expertos en terrorismo global, se le podía haber asignado funciones de esas que no son del agrado de nadie.

Por poner un ejemplo, y metiéndome en el terreno de juego, Bin Laden podía haber sustituído a De Bleckere en el último partido Barça-Madrid. Es decir, daría igual que los aficionados la apredearan tras un mal arbitraje.

Pero hablando en serio, el espectáculo ofrecido por estos dos grandes del fútbol mundial ha sido bochornoso, vergonzoso y repuznante. Unos, que no pisan el campo contrario y se atrincheran en su portería para formar un muro insalvable. Otros, mágicos con el balón, se dedican a fingir lesiones y entradas en busca de un Oscar más que de una Copa y equivocando al árbitro para que amarilee y enrrojeza al contrario. A todo ello sumamos las agresiones que ambos han repartido desde las salas de prensa.

Y a todo ello se suma también algo que particularmente me desilusiona. La UEFA y la Federación Española de Fútbol le están haciendo un flaco favor al fútbol. No seré yo quien se atreva a decir que la Champions está manipulada y que el maleducado Mou lleva razón. Pero si es cierto que algo huele mal. Relaño, director de As, profesional con más datos que yo para hablar de este tema, no dejó lugar a dudas. El barça, dijo, juega con una red, es decir, con el beneplácito del arbitraje. Para muestras no hemos tenido un botón, sino dos.

Penélope Cruz ¿La mujer más deseada de la tierra?

Cuando leí esta noticia reconozco que creí haber bebido vodka en lugar del habitual yogur líquido del desayuno. Me froté los ojos y volví a la Hola!, sí, sí, a la misma revista que la propia “Pe” denunció por haber sacada imágenes de su familia hace algunas semanas.

Pero esta gente se ha confundido y pensado que el planeta Tierra era Madrid? Una calle de Beverly Hills? La casa de la Top Sexy Latina, como la llaman en el Canal E!?

Yo he visto a mujeres mucho más atrayentes en la calle y muy posiblemente, pero mucho, mucho, más simpáticas y atractivas. Aún con miedo a sus represalias que son siempre a empresas o medios de comunicación de origen español me escudo en mi doble nacionalidad para decirle que las cosas no son como ella las pinta, que está equivocada.

Una persona sin orígenes es lo mismo que  un animal doméstico, sin dueño (un salvaje) y que pasar de “Jamón, jamón” a un Óscar es simplemente imposible porque ni ella tiene el coeficiente intelectual de Einstein ni los 5 millones novecientos noventa y nueve mil billones de personas que poblamos el planeta (la excepción en su esposo “Ja”) nos chupamos el dedo viendo todas las masculinas maniobras que ha hecho a lo largo de su ajetreada y trepadora vida amorosa.

La gente española, mi querida “Pe” puede ser ahora estiércol para tu jardín en la calle 90.210 pero no es “tonta del culo”, ciega ni inculta (algo que tú sí has reconocido ser ya que con 17 años dabas saltos junto a tus compis en programas de baile y poca ropa).

Te recomiendo a que te despiertes del sueño americano, que, en tu caso concreto, dura más de lo normal ya que no te va a convertir en ninguna Bella Durmiente, (porque los años pasan y tú ya no tienes veinte sino treinta y siete) y establece lo que tú ya has perdido: un origen y una bandera para tu hijo.  No queremos que lleve el título de la película de papá feo: “Todos los hombres tontos”.

Dori Counago

martes, 3 de mayo de 2011

Sensaciones enfrentadas

Tita es joven y jovial. Alegre, desenfadada, sensual, espontánea. Es la sensación que me persigue desde aquella noche tras la huída de aquel local donde ella bailaba sin pudor. Su beso, su abrazo... se han perpetuado en mi mente, pero también aquellas palabras de despedida. "Soy Tita, y esto es imposible".

Me vienen a la cabeza aquellos recuerdos de los quince años cuando una mirada te quitaba el sueño una semana. Cuando una sonrisa erizaba cada centímetro de la piel. Cuando un beso lograba revolver cuerpo y alma. Cuando un caricia por debajo de la camiseta suponía conquistar el cielo.

Aquella ingenuidad, aquella ilusión, aquellas sensaciones volvieron tras aquel beso, tras aquel abrazo de nocturnidad y espontaneidad. Escondidos, como a los quince años. Furtivos, como adolescentes cometiendo algún pecado. Pero también pasional y ardiente, como a los treintaytantos.

Sin embargo, los sueños, la ilusión, la espontaneidad, la pasión, se deshacen cuando recuerdo su despedida. "Soy Tita, y esto es imposible".

Tan cerca, tan lejos

Tita mostraba su vientre bien moldeado mientras daba rienda suelta a sus pies. De vez en cuando, a cada vuelta, dedicaba un guiño cómplice, incluso sensual, a aquel tipo que desde la barra admiraba cada uno de sus pasos. Tita sabía el interés que estaba generando en él y levantaba aun más su camiseta para dejarse ver, para mostrarse, para encender el deseo de aquel hombre de americana negra.

Hacia las 4.30 de la madrugada se encendían las luces, se apagaba la música y se apuraban los últimos tragos de unas copas hechas ya agua. Tita se colocaba el pelo hacia atrás mientras conversaba con sus amigas en un tono que poco a poco ganaba en brusquedad.

Aquella joven gitana hizo un gesto de desaprovación y echó a correr haciendo caso omiso de las llamadas de sus amigas. El joven de la americana se percató de la discusión y salió detrás de Tita. Tras varias calles, el joven se dirigió a ella en tono amable. -¿Porqué corres?- Tita, haciendo gala de su espontaneidad respondió. -¿Y tu quién eres?- - No he podido evitar mirarte mientras bailabas-

La joven gitana colocó su camiseta tapando cualquier evidencia de carne, hasta la altura de unos ceñidos vaqueros que marcaban unas piernas finas y esbeltas.
- Soy Tony- le dijo el joven con voz conciliadora. Tita reanudó su carrera pero esta vez agarró de la mano a Tony. -Ven, corre-

Los dos corrieron hasta un portal. Tita cogió las manos de Tony y las apoyó suavemente sobre su cintura, sin importarle ahora que la camiseta se levantara un poco. Tita le miró fijamente a los ojos y después a los labios y ambos se fundieron en un beso. - Yo soy Tita, y esto Tony, es imposible- dijo la joven gitana mientras se giraba y reanudaba su huída.

lunes, 2 de mayo de 2011

La jequesa de Qatar

Esta semana ha llegado a mis oídos, aquí en estas tierras lejanas en las que actualmente habito la noticia del encuentro entre nuestros soberanos y el jeque y la jequesa de Qatar. Voces acerca de la belleza de dicha señora sonaban como incansables tambores en mi cabeza y por curiosidad (que ha matado al gato y temí me matase a mí) me fui al Google para  observar a tal beldad. La verdad es que me sentí un poco decepcionada puesto que era demasiado humo para tan poco fuego…lo peor vino después.
Acto seguido a haber observado a dicha dama me fui a ver el encuentro de día que mantuvieron con nuestros queridos y respetados Príncipes de Asturias. Ese fue un auténtico momento de colapso. ¿Qué había ocurrido a nuestra siempre elegante Doña Letizia? ¿Estaría, como en ocasiones a mí me ocurre, con una terrible sinusitis? No, Dori, no es posible, ella fue operada a la nariz precisamente por ese problema mientras que tú continúas con el septo en diagonal. Entonces posiblemente habría tenido una discusión con Felipe y no se ha centrado en el acto al que iba a asistir…claro que ¿y el asesor de imagen dónde estaba, comprando más ropa en H&M?
Hasta este minuto no acabo de entender lo que pudo ocurrir para que nuestra princesa de haya presentado con tremendo desaguisado en un acto tan importante. Podría empezar, por llevar un orden descendente, por el pelo. Digamos que es el típico peinado de ver la televisión, un peinado despeinado. Imagino que un domingo por la tarde llamen al timbre y yo salga a ver quien es: no estaré peinada pero tampoco como si acabase de levantarme. Es complicado explicar que no es un pelo Pantene pero tampoco una fregona lo que sí es cierto es que no es “algo” con lo que presentarse decentemente en un acto oficial.
El vestido es aquel yo cogería deprisa del armario en ese domingo en el que el soy sorprendida en chándal. Algo fácil de meter por la cabeza y con le que podría abrir la puerta pero nunca esperando encontrarme a nadie conocido y mucho menos salir del perímetro de mi recibidor: no procede.
La chaqueta ha de volver a su sitio: el armario de la Infanta Leonor.
Por lo que respecta a los zapatos y, acostumbrada a verla con tacones de un mínimo de 10 centímetros me he sorprendido (negativamente al ver que en honor a los invitados ) al ver que se había decantado por la babucha oriental porque el tacón es completamente mínimo (por no mentir o exagerar y decir inexistente).
Con todo el respeto que me merece Doña Letizia he de decir que:
- o bien no estaba en un buen día.
- los espejos de palacio se habían roto consecuencia de un extraño fenómeno,
- el asesor de palacio se atrasó probándose la nueva línea cosmética de Zara,
- a la Princesa de Asturias no le gustan las jequesas
- o yo me he vuelto loca.
Lo que sí es una realidad aplastante es que si la jequesa de Qatar tenía alguna duda sobre su elegancia y saber estar ayer se habrá sentido absolutamente cómoda y convencida con la buena imagen que deja en el mundo. Infelizmente nuestra alteza debería dejar ese espíritu independiente, jovial, inusual y básico para los conciertos de otra manera se nos conocerá a las españolas en los países árabes como pésimas anfitrionas (al menos en la manera en cómo nos vestimos para recibir a alguien que nos visita desde tan lejos) algo que nuestra excelentísima Reina Doña Sofía jamás ha dejado siquiera insinuar.

Dori Counago