martes, 3 de mayo de 2011

Sensaciones enfrentadas

Tita es joven y jovial. Alegre, desenfadada, sensual, espontánea. Es la sensación que me persigue desde aquella noche tras la huída de aquel local donde ella bailaba sin pudor. Su beso, su abrazo... se han perpetuado en mi mente, pero también aquellas palabras de despedida. "Soy Tita, y esto es imposible".

Me vienen a la cabeza aquellos recuerdos de los quince años cuando una mirada te quitaba el sueño una semana. Cuando una sonrisa erizaba cada centímetro de la piel. Cuando un beso lograba revolver cuerpo y alma. Cuando un caricia por debajo de la camiseta suponía conquistar el cielo.

Aquella ingenuidad, aquella ilusión, aquellas sensaciones volvieron tras aquel beso, tras aquel abrazo de nocturnidad y espontaneidad. Escondidos, como a los quince años. Furtivos, como adolescentes cometiendo algún pecado. Pero también pasional y ardiente, como a los treintaytantos.

Sin embargo, los sueños, la ilusión, la espontaneidad, la pasión, se deshacen cuando recuerdo su despedida. "Soy Tita, y esto es imposible".

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