martes, 3 de mayo de 2011

Tan cerca, tan lejos

Tita mostraba su vientre bien moldeado mientras daba rienda suelta a sus pies. De vez en cuando, a cada vuelta, dedicaba un guiño cómplice, incluso sensual, a aquel tipo que desde la barra admiraba cada uno de sus pasos. Tita sabía el interés que estaba generando en él y levantaba aun más su camiseta para dejarse ver, para mostrarse, para encender el deseo de aquel hombre de americana negra.

Hacia las 4.30 de la madrugada se encendían las luces, se apagaba la música y se apuraban los últimos tragos de unas copas hechas ya agua. Tita se colocaba el pelo hacia atrás mientras conversaba con sus amigas en un tono que poco a poco ganaba en brusquedad.

Aquella joven gitana hizo un gesto de desaprovación y echó a correr haciendo caso omiso de las llamadas de sus amigas. El joven de la americana se percató de la discusión y salió detrás de Tita. Tras varias calles, el joven se dirigió a ella en tono amable. -¿Porqué corres?- Tita, haciendo gala de su espontaneidad respondió. -¿Y tu quién eres?- - No he podido evitar mirarte mientras bailabas-

La joven gitana colocó su camiseta tapando cualquier evidencia de carne, hasta la altura de unos ceñidos vaqueros que marcaban unas piernas finas y esbeltas.
- Soy Tony- le dijo el joven con voz conciliadora. Tita reanudó su carrera pero esta vez agarró de la mano a Tony. -Ven, corre-

Los dos corrieron hasta un portal. Tita cogió las manos de Tony y las apoyó suavemente sobre su cintura, sin importarle ahora que la camiseta se levantara un poco. Tita le miró fijamente a los ojos y después a los labios y ambos se fundieron en un beso. - Yo soy Tita, y esto Tony, es imposible- dijo la joven gitana mientras se giraba y reanudaba su huída.

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