lunes, 2 de mayo de 2011

Tany, sin tapujos

La cita fue en un parque, sobre las 21 horas de un martes templado de invierno. Vi a lo lejos una chica joven, demasiado joven como para ser ella. Llamé a su móvil y mis sospechas se cumplieron. Nos sentamos en una terraza con dos cervezas. Ella se despojó de su cazadora mostrando un jersey escotado caído hasta unos vaqueros bombachos que para nada embellecían su figura. "No soy la típica prostituta de mini falda".

Sólo quería saber cómo una chica de 18 años, añinada y de aspecto frágil, se había sumergido por iniciativa propia en la prostitución. La necesidad de dinero, evidentemente, marcó la primera respuesta; no disponer de 'papeles', la segunda.

Argentina de nacimiento, escolarizada hacía ya unos años en un colegio de una pequeña ciudad española, pero sin opción de contrato de trabajo. Una paradoja. Sus ojos, sus manos y su mente disfrutaban acariciando un cuerpo de mujer, pero sus piernas se abrían al mejor postor. Otra contradicción más

No hay comentarios:

Publicar un comentario